Pongo este título ya que desde mi punto de vista no solo es la economía la que está en crisis.
Llevo ya varios años pensando que este mundo del espectáculo entorno a la alta gastronomía está llegando a su fin, y en este recién acabado 2008 y principio del 2009 me lo ha confirmado más aun si cabe, yo no soy la persona correcta para describir lo que es un congreso, ni me voy a poner a mirarlo en la Wiki pedía o similar, pero si puedo decir lo que estoy seguro, así que os voy a poner un ejemplo: Cuando unos dentistas (por ejemplo) organizan un congreso para poner en común técnicas, conocimientos, vivencias y para pasar un buen rato en común (por supuesto), estoy seguro de que la persona que lo organiza no se llena los bolsillos de manera desproporcionada con dicha organización a costa de las personas que van allí a poner sus conocimientos en común. Motivo este por el cual en los últimos años se nos ha llenado el panorama de multitud de congresos gastronómicos. Esto me lleva a meditar sobre si los cocineros somos capaces de contar algo que realmente merezca la pena e todos estos congresos, o si como yo pienso cada vez están más llenos de paja y cada vez cuesta más encontrar una ponencia interesante de alguien que tenga algo realmente novedoso que contar.
Antiguamente los congresos gastronómicos eran lugares de encuentro para nosotros los cocineros, donde cada uno enseñábamos las cosas nuevas que hacíamos, las explicábamos, la degustábamos y debatimos sobre si eran convenientes o no y sobre mas y mas cosas, creo que era más en “petit comité”. (Acordaros de aquellos años del congreso de Vitoria donde yo solo fui el último año por mi juventud). En definitiva había más calor humano, solo había uno importante al año.
Desde mi punto de vista sería interesante meditar sobre la conveniencia o no de poner el freno de mano durante un tiempo y que todo se sosiegue un poquito si no queremos que se nos acabe el chollo. Cuando digo esto se me ocurre otro símil que todo conocemos, una cadena de televisión saca un programa novedoso (por lo menos en este país) y el programa tiene un éxito fulgurante, en poco tiempo van todas las demás cadenas televisivas copian el formato hasta que la gente se aburre de este formato por verlo a todas horas y en todas partes y lo deja de ver, eso es lo que nos puede pasar a nosotros los cocineros si seguimos por este camino, ya que como todos sabemos la cocina está de moda.
En la última década o un poco mas hemos pasado de ser analfabetos que solo valíamos para estar dentro de una cocina a ser verdaderas estrellas mediáticas que ya nos atrevemos hasta de hacer tertulias y hablar de cosas en nada relacionas con la cocina (exagerando un poco). Esta es una tendencia generalizada que hay en nuestro país de subir al cielo y bajar al infierno con la misma rapidez, ya que esto nos pasa en todos los frentes, deportes, política, televisión… Os digo una cosa, el cielo es muy dulce pero el aterrizaje en el infierno es horrible.
Cambiando un poco de tema voy a dejar aquí unas cuantas observaciones sobre los congresos gastronómicos para que las recoja quien quiera:
-Creo que habría que rebajar el precio de las entradas para las personas que no tienen la suerte de estar invitadas, ya que el dineral a pagar es más que considerable.
-Los congresos deberían de ser solo par profesionales, no dejar entrar ni todos ni un día a gente no relacionada con el sector (las empresas de los Stands también agradecerían quitarse de encima a toda esa marabunta que arrasa con toda la comida y bebida como si fuesen el inserso en un buffet libre).
-Habría también que limitar de alguna forma a las grandes empresas del sector hostelero y las diputaciones o patronatos ya que dejan mucho dinero para la organización pero poco o nada nuevo nos van a enseñar a los profesionales, ya que son marcas por todos conocidas. No sería más interesante rebajar los precios de los Stands para que empresas pequeñas (que si que tienen algo nuevo que mostrar) puedan venir a estos eventos.
Todos estos puntos nos vuelven a llevar al primero, los organizadores de congresos están aquí para el bien de la gastronomía o para llenarse la buchaca (generalizar es horrible, pero no he visto otra manera de hacerlo).
Creo sinceramente que los cocineros en este año de crisis económica deberíamos despertar del sueño en que vivimos y bajar de la luna para tocar por fin el suelo antes de que el aterrizaje sea traumático.
Por último despedirme de todos pidiendo perdón a la gente a la que con todo su corazón y mucho esfuerzo y trabajo (a veces también su propio dinero) organiza pequeños eventos como los que he hablado al principio. Para vosotros no va dirigida esta carta, seguir así y para vosotros va dedicada esta frase de Juanita Mercado Terceros.
“Cocinar es un acto de amor”
Un saludo y hasta la próxima que no será muy lejana.
P.D: Dedico este post a un jefe de cocina que el otro día después de comer en el restaurante donde es jefe de cocina me apoyo y me dio ánimos para seguir escribiendo aun yendo en sentido contrario del carretera. Animo y adelante.